Comodoro Py, Capital Nacional del Chorizo Seco


Por Mauricio Runno

Comodoro Py es reconocida en Argentina por ser la "Capital Nacional del Chorizo Seco". La realidad, sabemos, es más potente que cualquier imaginario. Y eso que los argentinos abonamos al pensamiento mágico con espíritu borgeano. Pero la realidad es más fuerte, amigos. A tal punto que varios argentinos notables la están viviendo en carne viva, aunque nunca hayan pasado por esa pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, perteneciente al Partido de Bragado. Y así como allí, año a año, en la celebración anual del embutido criollo por excelencia, se disponen más de 1000 kilos de carne, la sede judicial en la Ciudad de Buenos Aires también tiene su paralelo como parrilla de humanos. La antropofagia es un rasgo presente en la cultura del Río de la Plata desde hace siglos. Y el show al que asistimos

Los espectáculos de danza ecuestre y el desfile con vestimenta criolla y gaucha son el punto culminante en la fiesta nacional del Chorizo Seco. Luego se otorgan premios al “chorizo ganador”. Y en la tradición monárquica de los pueblos argentinos (como en la Fiesta de la Vendimia),  se elige a la "Flor del Pago". Comodoro Py era una fiesta, diría un Hemingway telúrico.

La antropofagia no es tan innovadora, pese a los portavoces culturales de sectores que se atribuyen la representación de los menos favorecidos.

Esta escena recoge parte de nuestra cultura, si vamos a hablar de pueblos originarios. Compone una serie de vistas sobre rituales antropofágicos de los indios tupinambá. Los grabados muestran en detalle la muerte, preparación y consumo de la víctima, realizados por el grabador y editor Theodore De Bry para su joya bibliográfica "Americae Tertia Pars" (1592).

Es el tercer volumen de la colección europea Grandes Viajes, dedicado a los periplos sudamericanos del alemán Hans Staden y del francés Jean de Léry, durante la segunda mitad del siglo XVI. Cuentan esos cronistas que los indios comían al enemigo y, además, el máximo privilegio era comerse los órganos que consideraban en ellos más virtuosos. Al buen tirador de flechas o boleadoras, las manos. Al que huía velozmente, las piernas. Al que los espiaba o vigilaba, los ojos.

La densidad demográfica no ha presentado problema alguno en la historia de Comodoro Py. Al contrario: el problema es que cada vez son más las personas que eligen irse del poblado, en busca de  mejores destinos. Y allí persisten los que desafían los avatares de la vida rural. O de quienes prefieren la inmensidad de la pampa abierta, sus cielos interminables, las alboradas, sus larguísimos días para garantizar la supervivencia.

Luis Py, antes de ser Comodoro, célebre ahora por convertirse en pasarela del desfile de lunáticos con negocios más lunáticos, a costa de terrícolas entre ingenuos y cómplices, fue un hombre. Y como se verá no tan común.

Como todo buen patriota argentino, no nació en Argentina, sino en Barcelona. Una especie de Messi invertido, Py arribó al país muy joven, a los 24 años. Haría una carrera tan notable que dedicaría 41 años de su vida al "servicio naval".

Los registros históricos lo refieren como "un oficial valiente y arrojado". Como varios miembros de la sede judicial que lleva su nombre, pero también al revés.

Una de las maniobras más recordadas es una fuga a la James Bond: durante el bloqueo de Montevideo la escuadra argentina fue capturada por franceses e ingleses, a la que no sucumbió Py, ya que consiguió trazar un andarivel secreto por el Riachuelo piloteando una embarcación de vela antigua denominada pailebot. No pudo ser atrapado. El ex juez Eduardo Freiler se salteó este capítulo. Y otro de sus pares de los días de gloria, Eduardo Oyarbide, aprendió la mitad de la lección, asegurándose una jugosa jubilación pagada por todos los que ya le pagamos a justos y pecadores.

En eso somos democráticos los argentinos: pagamos la misma cantidad por una Biblia que por un calefón.

El comodoro Py participó de la batalla de Caseros, aquella fiera disputa entre Buenos Aires y la Confederación Argentina, que en la última semana parece haber continuado -por otros medios- con saldo a favor del poder del puerto, luego de décadas de derrotas. Y a propósito: la carrera militar de Py prosiguió, en 1859, al enrolarse en la escuadra de la provincia de Buenos Aires. Su superior informó acerca del oficial: “Es valiente, sereno, honrado y amigo de los hombres libres".

Ante semejante consideración: ¿cuánto desearía exhibirla  la futura senadora bonaerense Cristina Fernández? Si fue valiente, perdió la guerra (y también soldados, como Víctor Hugo Morales). Si fue serena, no se notó en nada. ¿Honrada? Vive bajo sospecha y convocatorias judiciales. Y amiga de los hombres libres pareciera que tampoco es un sayo que le quepa. Py le saca a CFK varias placas y monumentos. Suele haber justicia histórica, la más ingrata de las justicias.

Un jubilado Oyarbide. Pague sus impuestos para que pueda cobrar sus haberes en tiempo y forma. No se olvide. No espere ninguna moratoria.







Py se hizo capitán del vapor “25 de Mayo” y en 1862 comandó el “Guardia Nacional”. En la guerra del Paraguay ofició como teniente coronel y el hecho bélico le arrebataría la vida a su hijo, el guardiamarina Enrique Py: una bala de cañón le arrancó una pierna y murió durante la amputación. El 15 de febrero de 1868 fue nombrado coronel graduado, e intervino en la guerra del Paraguay hasta la rendición total de la huestes de Solano López.

Luego vivió el reposo del guerrero como jefe de la Isla Martín García. Sus contemporáneos transformaron esta rareza geográfica en una cárcel para presos políticos, desde Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Arturo Frondizi hasta Juan Domingo Perón.

Paradoja borgeana: el jefe de una isla que arropa a presos políticos se transforma, con el tiempo, en símbolo de decenas de presos, aliados de la política, conducidos a prisiones en tierra firme.

La historia en Argentina podría ser contada como una variación del cuento de la buena pipa: alumbramiento, apogeo, crisis. El 31 de enero de 1876 se creó la Comandancia General de Marina. Y no pasaría ni un año para que fuera puesta en desarme por la mala situación financiera del país. Todos los buques amarraron en Zárate y en el río Luján, bajo el mando de las órdenes de Py. Un tuerto guiando a un grupo de ciegos. O como los locos escapando del encierro de la novela de Juan José Saer, tras la brújula de las nubes.

Un hecho insospechado lo volvería a los primeros planos. Un robo internacional, al mejor estilo del incalificable Alejandro Burzaco. Es que la cañonera chilena “Magallanes” alertó que una nave norteamericana -“Devonshire”- se proponía extraer guano de la isla “Los Leones”, en Santa Cruz, con permiso de las autoridades argentinas. Los chilenos ignoraron el acuerdo, capturaron la "Devonshire" y la remolcaron hasta Punta Arenas, con características de épica.

Buenos Aires apenas conoció la novedad dispuso la ocupación militar de Santa Cruz. El ministro de Guerra y Marina era otro célebre general, Julio Argentino Roca. Y allí Luis Py descollaría en misiones militares que desafiaron la brava geografía y el espíritu bélico de los ocasionales invasores. “Pronto a zarpar en el desempeño de una misión delicada del Gobierno de la Nación, es menester que para lograr el buen éxito de ella, reine la más severa disciplina y la más perfecta armonía entre todos.  El patriotismo y el deber militar nos lo impone, y espero que sin esfuerzo alguno será cumplido por todos y cada uno de vosotros.  Vuestro Jefe y amigo. – Luis Py. – Puerto de Patagones, Noviembre 18 de 1878”.

Así nacía la leyenda del ahora Comodoro Py, quien seis años más tarde moriría a causa de un ataque cerebral. Fragmento de la necrológica del diario “La Prensa”: 

“El comodoro Py era un hombre de bien; jamás salpicaron su reputación las mil acusaciones que han caído sobre el personal de la marina; su personalidad se levantaba ilesa y gallarda sobre todas las miserias.  El país pierde en Py uno de sus brazos más fuertes; un marino bravo que le habría dado nuevas glorias en los combates, porque su alma estaba templada en la nota más alta del valor heroico. Los marinos jóvenes deben conservar siempre la memoria del Comodoro Py, y si aprenden a imitar sus virtudes, serán valientes, honrados y dignos”.

Valientes, honrados y dignos. De eso se trató el Mani Pulite en Italia y el Lava Jato en Brasil. Ojalá nos contagiemos un poquito de este espíritu en Argentina, más allá de la voluntad por hacer aparecer algo que no existe del todo. O de cambiar algo para que, finalmente, no cambie nada.

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