Enzo Pérez es Mucho Pérez

En febrero de 2014, el actual técnico de Godoy Cruz, Daniel "Gato" Oldrá, me dedicó dos horas de fútbol en una charla que esquivó, de a ratos, el verano. Godoy Cruz estaba por empezar una nueva lucha por el descenso, del que salió. Enzo Pérez es uno de los tantos buenos jugadores que fue descubierto por el mánager de Godoy Cruz. Luego fue Alejandro Sabella, primero en Estudiantes de La Plata, luego en la selección. Cito textual un párrafo de la charla con Oldrá, mendocino fuera del canon: exitoso, callado, reclutador de talentos, ojo clínico, como el de pocos por aquí.

-¿Cómo fue el debut de Enzo Pérez?

Al Gato se le ponen los ojos más claros. Se refriega una mano con la otra, pese al calor. Y piensa muy poco. Larga el speach.

-No me olvido nunca más. Me lo traje de Maipú, a los 16 años. Su debut es una buena historia- responde. Y la es. Prosigue:-Nosotros jugábamos con Talleres de Córdoba, en el estadio Mario Kempes. Se había ido el técnico, Pedro Troglio, a Gimnasia, y venía Llop a reemplazarlo. Y yo en la transición dirigí al equipo, como tantas veces. No me acuerdo quién estaba jugando por la izquierda. Lo habían expulsado en el partido anterior y quedaba vacío ese andarivel. Enzo Pérez era un pendejito. Estaba en el plantel, pero el técnico Troglio lo tenía ahí, sin considerarlo. En la semana previa estábamos en la práctica. Yo todavía no sabía a quién iba a poner. Y se me acerca el Enzo. Y me dice, sin que lo escuchara nadie: “Me imagino que me vas a poner”. Y yo largué la carcajada. “¿Cómo?”, le pregunté. “¿Vos me estás apurando a mí?”. Lo miré, todavía riéndome, y le dije: “No sé si te voy a poner”. Ahí me volvió a hablar. Y me dice: “¡Cómo que no me vas a poner! Me has traído acá, sos mi papá futbolístico. ¿Te vas a cagar en ponerme de titular?”. Yo no podía más de la risa y el Enzo se fue despacito. Me quedé mudo. Y lo puse, claro. Y es el jugador que es y que vemos siempre, con la misma personalidad que tenía siendo un pibe. Ese partido en Córdoba perdimos 2 a 1.

-Hoy parece lejos de ser convocado al Mundial- pregunté.

-Sabella lo conoce. Tampoco hay un jugador tan diferente como alternativa en su puesto. Todos reclaman a Gago, pero juega un partido y descansa cinco. Igual, no pierdo las esperanzas que lo llamen.

Lo llamaron, finalmente. Varios especialistas se sorprendieron de verlo en la lista de 23 jugadores argentinos en Brasil 2014.Todos vimos su debut en la mayor competencia del planeta, en octavos de final, reemplazando a Di María. Todos los vimos mucho mejor en la semi-final frente a Holanda, antesala al último partido de Brasil 2014.En Lisboa, en el homenaje a Eusebio, gloria del fútbol de todos los tiempos

Enzo Pérez es un jugador que rehúsa de ciertos tics tan usuales entre los futbolistas contemporáneos. Por personalidad cultiva el bajo perfil. Pero dentro de una cancha, ese andar que hasta suele ser cansino, es profundo, artero y contundente. Le ha bastado poco menos de dos partidos en esta Copa del Mundo para cautivar el gusto de aquellos que conservan el gusto por el buen pie, el movimiento no previsto, el coraje inteligente. Ganar, gana cualquiera (es un asunto estadístico y dialéctico). El asunto es jugar bien, la mejor garantía para ganar más de lo que se puede perder. Y no muchos deportistas del fútbol juegan bien o están dotados del talento insondable. Repito: ganar, gana cualquiera. Lo importante, creo, es jugar. Quizá luego se gana. O quizá no se pierda. 

Es como dice Jorge Valdano: “El fútbol es lo más importante de lo menos importante de la vida”.Enzo Pérez se comporta como un mendocino clásico: se hace el distraído, no habla mucho, calla más de lo que ve, pero apenas se siente seguro puede hasta humillar al más pintado. Arranca de atrás, confundido en la marea, y puede dar un pase gol o hacerlo. Como Quino. Como Leonardo Favio. 

“Soy muy familiero. Somos una familia humilde, así que en este pequeño progreso que he tenido, pude ayudarlos, darles a mis viejos un poco de lo que me dieron. Pude comprarles la casa, que tanto querían, y como papá es albañil, le di más trabajo con la obra. Cuando los veo contentos, yo estoy feliz”, dice, en entrevista de hace un par de años.

Para contradecir a muchos, Pérez Espíritu Grande define su carrera en los principios: “Arranqué en las infantiles de Chacras de Coria y en Banco Mendoza. A los diez años llegué a Deportivo Maipú. Allí hice todas las inferiores, hasta los 17 años, cuando Daniel Oldrá me recomendó”.

Hace 5 años, en el preámbulo de Sudáfrica 2010, Enzo Pérez fue convocado por el entonces técnico Diego Maradona. Y pasó sin pena ni gloria.

Hoy es el flamante jugador del Valencia de España, en una transacción de 25 millones de euros.

Espíritu Grande, Pérez. Al fin uno en serio. Enzo tenía que llamarse.

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