Semana Santa en un Perú de culturas vivas

El Perú cautiva a los turistas con el misticismo y la cultura viva que derrochan sus principales festividades de Semana Santa en ciudades como Ayacucho, Cusco o Huaraz. El sincretismo de la religión cristiana con las culturas precolombinas de los Andes peruanos se pone de manifiesto en sus fiestas y ritos. Es por ello que la Semana Santa en el Perú es un evento sin precedentes, cargado de color, vibrantes bailes y actos de profunda devoción religiosa, que llenan de pasión y felicidad a residentes y visitantes.
La Semana Santa en Huaraz, capital del departamento de Ancash ubicada al norte de Lima, se acompaña con actividades religiosas que inician desde el “Domingo de Ramos” hasta el “Domingo de Resurrección”; dentro de ellas, destacan las procesiones, el adorno de andas, y las visitas a los templos, así como la adoración a los romanos, cuyos fieles les atribuyen milagros.
El “Waraki” es otro evento representativo, donde la población después del lavado de pies (Jueves Santo), espera entre cánticos y oraciones la escenificación de la captura de Jesús Nazareno, quien es trasladado en la madrugada de Viernes Santo de la Iglesia Señor de la Soledad a la Iglesia San Francisco. No sólo se vive una semana llena de fe por las calles, sino que también se pueden visitar diferentes atractivos, naturales y culturales, que ofrece esta región a sus visitantes. Destacan el Callejón de Huaylas y la Laguna de Llanganuco y la zona de Conchucos por sus impresionantes paisajes y geografía única perfecta para los deportes de aventura como la bicicleta de montaña, caminatas, escalada, parapente y ala delta, entre otras.
La siguiente parada en el recorrido de las festividades más imponentes en Semana Santa, se encuentra la ciudad de Ayacucho, ubicada en la sierra sur del Perú. Sus habitantes mantienen una fe apasionante y un respeto único por el dolor de Cristo, junto con las tradicionales ferias comerciales y los festejos populares.
La importancia de la Semana Santa ayacuchana ha traspasado las fronteras del Perú y sólo se puede comparar con la de Sevilla en España por su colorido, así como su majestuosidad y capacidad de convocatoria. La fiesta recibe unos 20 mil visitantes.
Todos los ayacuchanos salen a las calles a vivir el Calvario de Cristo, comparten la tristeza de la Virgen María, lloran con ella y entonan en quechua cantos conmovedores.
En la actualidad, existe una gran cantidad de gente del campo que se desplaza hacia la ciudad para estas fiestas e incorporan también en el ritual a visitantes, nacionales y extranjeros, como espontáneos actores y agentes activos de la celebración.


Finalmente, la bella ciudad del Cusco, también es sede de diversos eventos que demuestran la pasión, muerte y resurrección de Cristo con el fervor de los herederos de los incas. Una de las celebraciones más importantes de la región cusqueña es la procesión del Señor de los Temblores o Taytacha Temblores. El jueves se realiza un lavado de pies a doce mendigos de la ciudad y se visitan las iglesias, muchas de ellas construidas sobre antiguos palacios incas. El “Viernes Santo” se festeja igual que en la región ayacuchana pues se lleva en andas al Cristo Moreno junto a la Virgen Dolorosa. La gente acompaña la procesión y va degustando ricos potajes típicos, el pan torta o de Jurk'a, los maicillos y productos propios del lugar. Es una fiesta que lleva una mezcla de los dos mundos.


Más allá de las expresiones de devoción popular, se reconoce el imponente legado inca en una ciudad como Cusco, que ofrece a los amantes de las culturas milenarias, opciones para conocer a fondo las maravillas empedradas de la ingeniería inca en lugares a pocos minutos como la fortaleza de Sacsayhuamán, Qenko, Tambomachay, así como el sitio arqueológico de Ollantaytambo a casi dos hora de la ciudad de Cusco y Machu Picchu a tres horas en tren.

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