"El vino no es estrictamente un gozo masculino"


Por Mauricio Runno

Analía Videla es la directora de una organización educativa dedicada a la formación vitivinícola, el Wine Institute. Es también dueña de una de las vinerías más concurridas en zona norte, cuando Buenos Aires se hace provincia. Allí suele organizar degustaciones de los mejores caldos nacionales, donde completa su vocación de enseñar secretos y develar misterios acerca del vino. Y por si fuera poco también es fundadora de Wine for Woman.

Nació en Mendoza y allí vivió, hasta que comenzó sus estudios de Administración de Empresas en la Ecole de Commerce de Lyon, Francia. Allí se especializó en Marketing de Vinos. Hace tres años decidió radicarse en Buenos Aires. Dentro de un par de semanas, en el clásico anual llamado Vinos y Bodegas, una muestra que, hay que decirlo, funciona como termómetro de la actividad en la capital del país, ella tendrá a cargo una charla más que interesante: “La evolución de la mujer en el mundo de los vinos; causas y consecuencias”.
Los hombres deberán procurar nuevos reductos para desarrollar el género. Primero fue el fútbol, y ahora el vino: terrenos mixtos, que combinan la diversidad, a pesar de los resabios del machismo criollo. Y ellas han comenzado a definir un modo de aproximación a una industria histórica del oeste argentino. Quizá en esta charla se pueda conocer un poco más acerca de lo que ellas piensan, con la salvedad, naturalmente, de partir de la siguiente observación: el pensamiento femenino es, en muchos casos, de una curiosa y extrañísima complejidad genética.
- Es una propulsora de la innovación en el marketing aplicado a la industria vitivinícola. ¿Por qué es necesario innovar en la comunicación y las formas de comercialización de este producto?
- Es necesario innovar en cuanto a marketing estratégico porque hay mucha competencia y los productos son de muy buena calidad. Y es por eso que es elemental diferenciarse desde otro lugar, para así atraer la atención del consumidor. Y para ello uno tiene que utilizar la creatividad a la hora de comunicar o elaborar una estrategia.
- Hay dos ejemplos a los que recurre, en cuanto a creatividad en el marketing estratégico: el primero es de la bodega francesa, “Soif de Couer”, el otro de Uruguay, donde elaboran vino para diabéticos. ¿De qué se tratan estas experiencias, los beneficios que ocasionan a sus dueños y cuáles las enseñanzas que podríamos aplicar en el país?
- Con respecto a estos dos ejemplos ambos hablan por sí mismos netamente sobre la innovación y la búsqueda de un nicho de mercado. El ejemplo de la bodega francesa se trabajó fuertemente para un público joven, innovador por el estilo de vinos y por la temática tratada. Para el caso de la bodega uruguaya se tuvo muy en cuanto un nicho de mercado que habla de una realidad actual en cuanto a gente que desea tomar vino y no puede por la diabetes, con lo cual apuntó fuertemente a un público que tenía una necesidad concreta. Los beneficios que ocasionan es su rápida introducción al mercado de vinos, ya que son necesidades que, en el caso de la segunda, no estaban cubiertas, con lo cual permite una penetración mucho más rápida. Y con respecto a la primera, este tipo de proyectos tienden a vender rápidamente sus volúmenes por la innovación utilizada, pero es necesario mantenerse en el tiempo generando otro tipo de acciones de marketing. Lo que es indudable es que estos dos casos podrían aplicarse a nuestro país, pues el tipo de estrategias es muy eficiente. De hecho hay algunas bodegas argentinas que trabajan muy bien estas variables.
- ¿Por qué cree que la industria del vino en Argentina es, no sólo machista, sino también demasiado tradicionalista?
- Y porque primero es verdad que trabajan mas hombres que mujeres en esta industria. Nosotras nos vamos posicionando y van ingresando e incorporándose al sector cada vez más mujeres. Y que es tradicionalista está a la vista: cuando vas a una góndola de supermercado ves que las etiquetas son todas iguales, además de trabajar la tradición familiar como valor, elemento al cual recurren prácticamente todas las bodegas. Aún nos cuesta adoptar otros conceptos de marketing.
- ¿Cómo se superan estas actitudes culturales?
- Es una cuestión de tiempo y de exigencias del mercado, que va ir evolucionando de manera tal que necesitaremos de este tipo de herramientas para poder vender nuestros productos.
- ¿Los nuevos y numerosos emprendimientos dedicados a la vitivinicultura realizan, como mínimo, una investigación de mercado?
- ¿Sabes? ¡Te va a sorprender! Los grandes lo realizan, sin duda alguna. Pero los pequeños no los hacen. Y muchas veces no tienen en cuenta ni siquiera a la competencia a la hora de sacar un vino al mercado. Realmente es impresionante estudiar la inversión que realizan en cuanto a su producción y lo poco que quieren invertir en las demás áreas. Y el problema se presenta cuando sacan el vino y se dan cuenta que nos es nada fácil de vender, si no existe un buen producto y un concepto detrás de el.
- La discusión acerca de la comunicación del vino argentino en el exterior siempre ha provocado controversias. ¿Cuál es la estrategia que debe aplicarse, teniendo en cuenta una diversidad tan elocuente, como la de la industria argentina?
- En mi opinión la estrategia elegida en cuanto al malbec es muy buena. De hecho estoy recién llegada de la Universidad de Davis, donde realicé un curso de marketing, y nos han nombrado como un país que tiene un potencial enorme de exportación. Y en verdad se esta hablando mucho de nuestro malbec. Es un detalle que me llamo la atención, porque no nombraban a otros países que están trabajando fuerte en estos temas y desde hace ya varios años.
- ¿Tienen las mujeres, efectivamente, poder de decisión e influencia en estos asuntos? ¿Cómo y por qué?
- Las mujeres tienen cada vez mayor poder de decisión. No te olvides que somos más consumidoras y que hay un gran crecimiento en el consumo de vinos de la mujer en todo el mundo.
- Es la directora del Wine Institut. Y al mismo tiempo es dueña de una de las vinerías más sofisticadas de zona norte, “Viñas del Libertador”. ¿Es la educación una de sus obsesiones?
- Las actividades que estamos realizando es la de formación en el sector vitivinícola. Desde luego que siendo nuestro fuerte el marketing y la comercialización. Esta tarea la estamos llevando a cabo junto a dos instituciones. El Ott College en zona norte y La Suisse en Capital Federal. Dictamos cursos, como el de asesor en vinos orientado a la comercialización, seminarios de marketing vitivinícola, y otras herramientas que te permitan conocer de vinos en cuanto a lo técnico, pero sin descuidar las otras herramientas para poder conocer el negocio del vino en su verdadera dimensión. De hecho estamos organizando junto al INAVI y el politécnico de VALENCIA, en Uruguay, capacitaciones de marketing vitivinícola para las bodegas y su personal. Este proyecto del Wine Institut surgió como una necesidad de poder brindarle a la gente del sector una formación diferente en cuanto al negocio del vino. Y por supuesto que la educación, para mí, no es una obsesión y si más bien una vocación.
- Egresó de L’école de Commerce de Lyon. ¿Cuáles son las diferencias que encontró entra una de las regiones productoras más famosas de Francia, y Mendoza?
- En esto puedo ser bastante subjetiva por el amor que tengo por mi provincia natal, pero, bueno, tratando de separar un poco, las diferencias fundamentales son las extensiones y el valor de las tierras, y la manera de elaborar que ellos también tienen, ya que elaboran otro estilo de vinos, que son los llamados del viejo mundo. Y naturalmente los cepajes que trabajan también son distintos.
- ¿Y cuáles serían las coincidencias?
- Que la industria es tan atomizada como la de nosotros. Y el orgullo que sienten por sus vinos principalmente.
- Hace algunos años decidió radicarse en Buenos Aires. ¿Cuál es la perspectiva que tiene de la provincia, luego de más de tres años de haberse ido?
- Me sorprende ir a Mendoza y ver cómo ha evolucionado en estos años. Es realmente sorprendente la cantidad de turistas que ingresan por nuestra industria. Y eso habla de un buen trabajo de comunicación. Además tenemos que tener en cuenta que no hace tanto tiempo que comenzamos a trabajar fuertemente en esta área. Y las perspectivas son excelentes: cada vez más gente viene a la Argentina para conocer sus vinos y las distintas regiones productoras.
- Dicen que la curiosidad es una particularidad femenina. En este caso, para relacionarlo con las mujeres y el vino, varias preguntas: ¿No es el vino un gozo estrictamente masculino?
- ¡Por supuesto que el vino no es estrictamente un gozo masculino!
- ¿Cuál es la sensibilidad femenina que completa un placer asociado al mundo de los hombres?
- Y las mujeres tenemos una percepción mayor a la hora de sentir. Estamos más conectadas con nuestra sensibilidad y sentidos. Y está a la vista: ¡la mejor sommelier han sido dos mujeres!
- ¿Por qué, aunque también los varones lo hagan, muchísimas mujeres suelen beber vino con soda? ¿Existe una tipificación del gusto femenino respecto a los vinos argentinos? Si fuera así, ¿cómo se describiría?
- Lo del vino con soda cada vez es menos común, porque el estilo de vinos está cambiando. Ahora hay una tendencia de elaboración de vinos jóvenes muy frutados que los hacen fácil de tomar. Por eso hay cada vez más mujeres tomando vinos tintos.
- ¿Cómo se inició su interés por el vino?
- Y todo comenzó cuando me fui a estudiar a Francia. Hasta ese momento yo no tomaba vino, pero al irme a vivir a ese país y no tomarlo era más o menos como vivir en Argentina y no comer asado. Tiempo después me fui a trabajar a una bodega en Borgona. Y me fui metiendo cada vez más. Y la verdad que tengo la suerte de trabajar en algo que me apasiona.
- Otra curiosidad: imagino que habrá sido invitada a cenar muchas veces. En esos casos, ¿quién elige el vino?Y cuando salgo a cenar es difícil que ceda la carta de vinos (risas). ¡Me encanta elegir el vino!
- Imaginemos escenarios y usted recomiende los vinos que crea más convenientes: Un asado en Mendoza, al mediodía. Una cena en Salta. Una comida de amigos en Buenos Aires. Y un fin de semana en Córdoba. El vino que me gusta para acompañar un asado en Mendoza es un corte C de Vistalba. Para una cena en Salta elijo un Colome Estate como tinto y como blanco el Torrontés de Domingo Hermanos. En la comida de amigos en Buenos Aires un malbec Doña Paula, o Malbec Pulenta Estate. Y el fin de semana en Córdoba… ¡depende con quien vaya!

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